Análisis de imagen fotográfica - Catalina Lejwa

 

WILLIAM EGGLESTON - Profesor de fotografía


William Eggleston, es considerado como el primer fotógrafo en utilizar el color en sus obras como forma de expresión. Durante el Siglo XX, irrumpe con sus fotografías totalmente originales, sumergiéndose en el universo de lo cotidiano y lo que no era obviamente bello. Esto, constituye un cambio de paradigma importante en lo que respecta a la fotografía artística, ya que hasta ese momento sólo eran consideradas como tales aquellas en blanco y negro, dejando el uso del color exclusivamente para usos comerciales y publicitarios.

Eggleston, encuentra una dimensión psicológica del color para crear significaciones y apreciaciones de espacios u objetos banales. Serenidad, atemporalidad, quietud, inmensidad, son algunas de las sensaciones que en lo personal me generan al ver sus obras. En definitiva, éstas son realmente cautivadoras y llevan a un mundo cinematográfico bastante cercano en cuanto a algunas formas de tratar el color por directores reconocidos como Hitchcock o David Lynch.


En esta serie de Eggleston, vemos como protagonista al uso de la técnica de transferencia de color gracias a una cámara de colección similar a una Leica pero Canon telemétrica de 35mm. A su vez podría decir que utiliza una velocidad de obturación de aproximadamente 1/8  ya que se llega a ver el movimiento de un auto, en este caso. Esta cámara de tipo analógica permitió a William jugar por primera vez con la saturación del color y su carácter compacto facilitaba el transporte de la misma para lograr esas tomas únicas e irrepetibles que buscaba el artista. Inspirado por obras de Cartier Bresson o Robert Frank para sus encuadres y Kandinsky para el tratamiento óptimo del color, Eggleston genera subjetividades del mundo cotidiano tan propias como vemos en esta imagen.


Algo tan simple como autos estacionados, se vuelve un desafío para descifrar qué es lo que el autor nos quiere  decir. Una luz dura cálida que entra de una manera sumamente peculiar provocando figuras en una pared que parecieran creadas intencionalmente, a simple vista parecen provenir de una fuente natural ya que Eggleston trabaja con escenarios espontáneos y reales, aunque hace dudar la perfección con la que esta luz irrumpe en el fondo y crea una confusión en las dimensiones que los objetos ocupan en aquel espacio. Al detenerme a ver la foto, me da la sensación de que esos autos se vuelven cada vez más pequeños como de juguete, envueltos por unos tonos azules que contrastan con aquel gigantesco halo anaranjado que se impone detrás proveniente de un exterior desconocido.


Lo que más me atrae del arte de este autor es el poder de resignificar la realidad, aquello trivial que nos rodea todos los días y parece carecer de belleza o autenticidad, él logra construir una mirada completamente única y atrapante de lo que estamos acostumbrados a ver.











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